De las horas sin sol

De las horas sin sol

De las horas sin sol

Marina Casado

Colección: Poesía

ISBN: 978-84-120015-3-2

68 págs. 130 gre. 15 x 23 cm

Encuadernación: Rústica con solapas

C/IVA 12€  /  S/IVA 11,54€

 

 

Marina Casado (Madrid, 1989) es Licenciada en Periodismo y Doctora Cum Laude en Literatura Española. Es autora de dos poemarios, Los despertares (Ediciones de la Torre, 2014) y Mi nombre de agua (Ediciones de la Torre, 2016), y de dos ensayos: El barco de cristal. Referencias literarias en el pop-rock (Líneas Paralelas, 2014) y La nostalgia inseparable de Rafael Alberti. Oscuridad y exilio íntimo en su obra (Ediciones de la Torre, 2017). Ha coordinado tres antologías: Poesía surrealista de Emilio Prados (Selección) (Digitalia, 2015), 40 sonetos de amor (Ediciones de la Torre, 2016) y De viva voz. Antología del Grupo Poético Los Bardos (Ediciones de la Torre, 2018). Ha publicado artículos literarios en publicaciones como Arbor, Theatralia, Pasavento o Actio Nova. Su obra poética y en prosa ha obtenido algunos galardones, entre ellos, el Primer Premio de Poesía Rafael Morales, el Primer Premio de Poesía IES José Hierro, el Primer Premio de Relato XX Aniversario UC3M, el Primer Premio de Relato Cadena SER Madrid Sur, la Mención Honorífica del Premio de Poesía UCM y el Premio de Relato Eugenio Carbajal convocado por el Ayuntamiento de Mieres, Asturias. En 2017, quedó finalista del proyecto del Ayuntamiento de Madrid Lanzadera de poetas y del III Premio de Poesía Valparaíso con la obra De las horas sin sol.

Temerás a los vivos

Esta es la amarga sal, sal gorda, que revela, en la oscura palabra, el clamor contenido, el sufrimiento congelado. Consciente ya de la ausencia, de la profundidad de la herida, la voz poética mira con pesimismo el mundo sin infancia que la devora lentamente, la tierra en que más reglas no la pueden proteger de la cruel despedida: “En el cielo no hay muertos suficientes / para encontrar la paz aquí en lo misterioso, / en esta incertidumbre que llamamos presente”.

El gaznate, entonces, se hace áspero y crudo como un hueso sin contexto ni temor, como una lanza con la que sajar a los desprevenidos e inconscientes. La oquedad de la noche extiende su manto infinito desde la página del libro al cráneo: “La madrugada impone su habitual psicosis aterciopelada. / Mañana volveremos a simular que despertamos”. Destaca, en su conjunto, el poema “Trece verdades con las que construir un puente al otro mundo”, cuya quinta verdad da nombre a la sección: “5. Temerás a los vivos sobre todas las cosas”.