Escombros selectos

Escombros selectos

Alredo Castellón
ESCOMBROS SELECTOS

Colección: Narrativa

ISBN: 978-84-948687-0-2

224 págs. 220 grs. 15 x 23 cm.
Encuadernación: rústica con solapas
C/ IVA 15 € / S/IVA 14,42 €

 

ALFREDO CASTELLÓN nace en Zaragoza. Entre Santiago y Zaragoza obtiene su licenciatura en Derecho. En paralelo cursa estudios de cinematografía y se gradúa en el Centro Sperimentale di Cinematografía de Roma en 1956. Ese mismo año empieza su labor como realizador de Televisión Española. Dirige documentales sobre Antonio Machado, Azorín, Santiago Ramón y Cajal y María Zambrano. Crea el programa Mirar un cuadro y consigue el Premio Europa de TV por el largometraje Las gallinas de Cervantes, 1987. Cristóbal Halffter compuso música para dos de sus obras. Los asesinos de la Felicidad fue traducida y estrenada por la BBC de Londres. Como escritor, sus obras más recientes son El Ruido de la Memoria, 2012, Algunos Pájaros Anunciaban Tierra, 2011, Mis Apólogos, 2017 y Teatro Reuni­do, 2017.

ESCOMBROS SELECTOS. Un ángel penetra cada noche en el dormitorio conyugal y arrebata la ropa interior a la mujer, mientras el marido asiste pasmado a tan sagrada violación de la intimidad. El grupo de intelectuales sube a bordo de un globo aerostático para probar las sensaciones que expe­rimentara Antoine de Saint- Exupéry con la escritura de El Principito pero ¡cuidado! porque la nave viaja a la deriva… Un rebaño de ovejas la emprende a lametones con la mujer de Lot convertida en estatua de sal. A las puertas de la basílica del Pilar, un niño negro senegalés rodeado de palomas blancas ofrece el cuadro perfecto capaz de conmover a los viandantes. Mientras, el chivato de turno vigila. Al igual que los yuppies de Wall Street, el distrito financiero de Nueva York, grupos de cuca­rachas panza arriba, mueven desesperadamente las patitas intentando volver a la posición de inicio. Todo un batiburrillo de personajes habita las historias de Escombros se­lectos, y nos familiariza con ciertos vicios inconfesados y con algunas vergüenzas. Pequeños toques surrealistas componen el tono socarrón de los relatos que aparecen cargados de fantasía. Como en un esperpen­to, se extiende ante nuestros ojos el verdadero dimensionado de nues­tras debilidades y miserias.