Jesús María Cormán
HAY UNA SOMBRA QUE NUNCA SE APAGA
Colección: Poesía
ISBN: 978-84-948492-3-7
80 págs. 110 grs. 13,5 x 21,5 cm.
Encuadernación: rústica con solapas
C/ IVA 12 € / S/IVA 11,54 €
JESÚS MARÍA CORMÁN (Pasaia, 1966) es un ?pintor, poeta, narrador y letrista musical. Estudió Bellas Artes en la Universidad del País Vasco (1984-86). Ha obtenido numerosos reconocimientos, tanto en el ámbito de las artes plásticas como en poesía y narrativa. Su obra poética se recoge en los siguientes volúmenes: Poemas de octubre, 1985, Dioses de cardenillo, 2002, Unidad del dolor, 2005, El Caníbal, 2008, Gabinete de crisis, 2008, Bajo cero, 2010, Formas de vida y muerte, 2010, Peligro, perros sueltos, 2013, Hotel Danilovsky, 2014, La leña helada, 2015. Ha escrito letras para diferentes artistas, pero su principal aportación en este campo ha sido junto al músico Mikel Erentxun –componente de Duncan Dhu– con quien ha compuesto más de cien canciones, repartidas en once discos. Su obra pictórica –que firma como Jesús María Cormán y Jesús Mansé– forma parte de importantes colecciones, y ha sido mostrada al público en más de sesenta exposiciones individuales, y otras tantas colectivas, en diferentes ciudades españolas y europeas. Así mismo, ha estado presente en distintas ediciones de las ferias de arte contemporáneo ARCO, Art Madrid, Art Cologne, Expo Chicago, y Affordable Art Fair de Hong Kong.
HAY UNA SOMBRA QUE NUNCA SE APAGA. Haciendo un guiño en el título a la canción de The Smiths –There is a light that never goes out, que el propio Cormán adaptó al castellano en los años 90-, los poemas que componen Hay una sombra que nunca se apaga, trazan un recorrido, a distintas velocidades, por uno de los temas capitales en la Historia de la Literatura: el amor. En un tono que bascula entre lo luminoso y lo crepuscular, los poemas de este libro, escritos en primera persona casi en su totalidad, dan voz a una galería de seres diversos, que buscan el modo de amar y sentirse amados. Personajes serenos o impetuosos, desequilibrados o cuerdos, feroces o inofensivos, rencorosos, comprensivos, atribulados, apasionados, gélidos… pero siempre, vivos. No es tanto la primera persona del poeta, sino una galería de diferentes voces en primera persona, que hacen que, sin significarlo de forma manifiesta, el poemario sea un libro coral en torno al amor. A diferencia de otros trabajos anteriores, en los que Cormán mostraba a sus personajes en secuencias casi cinematográficas, permaneciendo como observador neutral, en Hay una sombra que nunca se apaga, da voz a estos animales agazapados dentro del ser humano, les da la oportunidad de reivindicarse, de lanzar su zarpazo, como si esta fuera la primera y última vez en la vida en que podrán hacerlo.