Mariano Íñigo
OBRA POÉTICA
Colección: Poesía.
ISBN: 978-84-943156-7-1.
14 x 22,2 cm.
C/IVA 25 € S/IVA 24,03 €.
MARIANO ÍÑIGO nace en Villarramiel, Palencia, el 10 de julio de 1948. Durante su juventud vive unos años en Madrid donde entra en contacto con bohemios y con todo tipo de gente relacionada con el arte y la literatura. Oye música en abundancia: Beatles, Serrat, Aznavour, y Luis Eduardo Aute, cuyas letras marcan sus primeros poemas, que lee en bares y tabernas. Con todo, Madrid termina asfixiándole, y su deseo de trasladarse al norte le conduce hasta Vitoria-Gasteiz un 19 de enero de 1968. Es una época poco productiva: apenas escribe, y lee muy poco. En 1974, tras haber pasado un tiempo en Alemania, vuelve a su tierra y dedica buena parte de su tiempo a la lectura, que va forjando un talante personal. Será sin duda 1979 el año que marque su inicio como poeta, pues aunque comienza muy joven a escribir poesía, es entonces cuando adquiere conciencia de poeta con estilo propio. Es un hombre con raíces castellanas, a las que no renuncia, y con una trayectoria poética forjada en el País Vasco. Heredero de la poesía de finales del XIX francés, ha escrito siempre sin miramientos ni concesiones. A comienzos de los años 90 se encontró con el poeta Leopoldo María Panero. Como Panero, y muchos otros poetas, Mariano Íñigo encontró una salida para salvarse de “su infierno” particular en la escritura. Pero, aunque ha escrito mucho, tan sólo llegó a publicar 6 libros.
OBRA POÉTICA. En este libro nos encontramos con un hombre, en cierto modo, al margen; un hombre que ha decidido mostrar ella do oculto de la sociedad; un poeta al que su vida y sus gustos poéticos le llevaron, en su día, a cuestionar su papel en esta sociedad hasta el punto de caer en una baja autoestima que le tuvo al borde del suicidio. Como muchos otros poetas, sólo encontró una salida para salvarse de «su infierno» particular: escribir. Una vez más, el ser humano puede salvarse por la escritura, único reducto que le permite vomitar todo lo que lleva dentro aunque no sea políticamente correcto. Es precisamente esto, «la bienséance», lo que Mariano Íñigo achaca a la poesía actual, espacio en el que, en general, no encuentra nada que le guste
Javier Sáez