El bosque no es un árbol repetido (Sonetos y soñetos)

El bosque no es un árbol repetido (Sonetos y soñetos)

Félix Maraña
El bosque no es un árbol repetido (Sonetos y soñetos)
Prólogo: Valentín Martín
Colección
: Graffiti.
Novedad
ISBN
: 978-84-127224-7-5.
NºPágs: 194. Peso: 271grs. Medidas: 13,5×21,5cm.
Encuadernación: rústica con solapas.
C/IVA 16€ / S/IVA 15,38€

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Félix Maraña (León, 1953), se ha dedicado al periodismo cultural desde siempre.
Sus artículos han aparecido en los diarios del grupo Vocento, en El Periódico de Catalunya y en otras publicaciones y revistas. Ha dedicado libros y artículos a retratar la vida sentimental y emocional de San Sebastián -donde vive desde niño- y el País Vasco y escrito ensayos sobre Unamuno, Baroja, Oteiza, Julio Caro Baroja, entre otros. En 1987 recibió el Premio de Periodismo Miguel de Unamuno. Fue miembro de las revistas de literatura “Kurpil” (1972-75) y “Kantil” (1976-81), editadas en San Sebastián, así como uno de los fundadores de esta última.
En ambas publicó sus primeros poemas. Su primer poemario, Ataduras de noche y arenaHondar eta gauezko loturak– (1981) es un guiño surreal, del que no se ha desprendido su lírica del todo. Es autor de antologías de la poesía de Jorge Oteiza y Celaya y promotor del I Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya.
Fundador y director de la Oficina de Ideas (1985), de la colección Poesía Vasca, hoy (Gaur Egungo Euskal Poesia), para la Universidad del País Vasco (1990–2000), o la editorial Bermingham (1995). En 2005 dirigió junto con Nuria Ruiz Cabestany la película “Oteiza tiembla”.

«A mí me da en el hocico que Félix Maraña siempre, pero sobre todo en El bosque no es un árbol repetido. (Sonetos y soñetos), es primo hermano por lo menos de aquel pelirrojo bachiller por Alcalá que fue el escritor más calumniado de las Españas. Lo digo porque en el andar sobre las aguas sin mojarse los pies pero manchándose las manos del barro de la gente, Quevedo engatusó a su comunidad con el convencimiento de que Judas era pelirrojo como él, y Maraña derrocha el mismo talento corrosivo en averiar imposturas como en su poema “Intelectual”, o hacerse el jazminero con más amor en “Acerico”. Un vaivén litúrgico en los dos.
Este libro tiene curso y discurso. Es por demás una meditación crítica sobre la vida y la muerte, la condición humana. La muerte en todas sus formas: la del pensamiento, la del ser humano carente de piedad y la muerte de su medio natural. Es por ello una tentación y estación ecológica, así como una crítica a la imposición, al poder y al desamor del mundo, sus deterioros y desequilibrios
«.
VALENTÍN MARTÍN